Mientras el turismo acecha y el paraíso se destruye, el día a día sigue en la isla. Comparto algunas imágenes que retratan lo que ya se vio mucho y lo que no se ve tanto de un destino turístico que está en boca (y en google) de muchos.

Los lugareños pasaron de ser pescadores a manejar canoas de cola larga en las que pasean los turistas.

Este tipo de motores de cola larga son ideales para navegar la zona porque la hélice está siempre casi en la superficie del agua, facilitando la navegación en zonas de aguas bajas.

Un cartel que lo dice todo: al parecer, ahora la plata es lo único que importa, también acá en la isla, e incluso por sobre las consecuencias que conlleva el turismo.

Leila es la hija de un Abidin, el lugareño con el que estuve hablando sobre cómo sobrevivió al tsunami.

Una vista un tanto insólita de Maya Beach, ya que suele estar repleta de gente. Por suerte, no cuando fuimos nosotros.

Una de las atracciones principales del “noche a noche” fiestero de Koh Phi Phi es el salto de soga encendida. Los más atrevidos saltan dos a la vez. Y los más borrachos terminan en el hospital. Se los ve en la playa al otro día.

La vuelta del cole, como muchos otros lugareños, en bici. De punta a punta del pueblo serán 10 minutos (salvo que haya embotellamiento de turistas).
22/12/2012 at 16:23
El lugar es increíble!!!!
Geniales las fotos con fuego!!;)
Me impactó lo de “los mismos baldes”….