Después de 15 días de haber llegado a India me doy cuenta de que los cm3 de mis bolsillos no fueron diseñados para estos trotes. Cada vez que meto la mano tengo más y más basura acumulada. Es que al parecer no se estila por estos lados el uso del tacho de basura. De hecho desde pisé estas latitudes no vi ninguno en la vía pública.
Será por eso que las calles, veredas, ríos, vías de trenes y playas parecen auténticos basureros. La gente local no tarda más de dos segundos en tirar, sin miramientos, lo que sea donde sea. Y lo más ridículo es que cuando compro algo, una botella de agua por ejemplo, y le pregunto al que me la vende dónde tiro el plástico que envuelve la tapa, me dice que se lo dé y, acto seguido y adelante mío, lo tira al piso.
Lo mismo pasa en trenes y colectivos, donde por la felicidad y desfachatez con lo que lo hacen parecería hasta serles terapéutico el acto de tirar continuamente cosas por la ventana. Otra de las recurrencias es a eso de las 6 de la tarde, cuando empieza a caer el sol, empezar a sentir un olorcito rancio que invade los ambientes. Es que a esa hora empieza, cada día, la quema de basura.
Yo por ahora me sigo guardando todo en los bolsillos, y en cuanto llego a una guest house o veo que un comerciante tiene alguna bolsa o símil donde tirar basura, aprovecho y descarto todo. Pero al perecer los indios prefieren usar de tacho los mismos pisos por los que caminan siempre descalzos.
15/01/2013 at 01:32
Ups….., difícil!