Infinidad de artículos circulan día a día por la web con tópicos tales como “Los 20 lugares que sí o sí tenés que conocer antes de morir” o símiles. Quienes viajamos no sólo a pie, en tren, barco, avión o colectivo pero también a través de la navegación ciberespacial bien sabido tenemos que el Salar de Uyuni es uno de los habitués más frecuentes de este tipo de notas.

Se trata del desierto de sal más grande del mundo y es definitivamente uno de los highlights más destacados, si no el más, de Bolivia. Y así como existen miles de retratos surrealistas de transeúntes pululando entre nubes esponjosas y un cielo azul que por arriba y abajo los rodean, tantas otras formas hay de visitar este paraíso natural boliviano.

Por otro lado, sabiendo que es uno de esos destinos a los que tal vez se vaya una sola vez en la vida, es recomendable hacer una investigación a conciencia sobre qué tipo de tour hacer y a qué empresa confiarle la responsabilidad, ya que al final de cuentas una vez en el desierto las decisiones ya han sido tomadas y no se puede volver atrás.

Como ya es una sana costumbre, VIAJOSCOPIO ha trabajado arduo en dicha evaluación y luego de interiorizarse con los servicios ofrecidos por alrededor de 15 prestadores se ha inclinado por el tour de 4 días a través de las lagunas de colores y los salares que ofrece Tupiza Tours. ¡Enhorabuena!

Sabia decisión si las ha habido. En primer lugar, cabe destacar que dicho itinerario no es el más frecuente entre los turistas que se acercan hasta el altiplano boliviano para conocer el salar. Sin embargo, sí es uno de los más alucinantes.

El primer gran punto a favor del itinerario es que no se trata de un circuito A-B-A en el cual salir y llegar al mismo lugar implicaría reandar a la vuelta un camino ya transitado a la ida. Por el contrario, elegimos salir desde Tupiza para llegar 4 días más tarde a Uyuni en lo que puede describirse como un recorrido A-B-C-D. De esta manera, durante la totalidad de los 4 días se recorren paisajes únicos e irrepetibles sin volver a pasar por uno u otro. Como resultado se tiene una experiencia mucho más rica de lo que es el altiplano boliviano en la zona sudoeste del país.

El tour puede realizarse tanto de norte a sur (saliendo desde Tupiza), como de sur a norte (comenzando en Uyuni), según la conveniencia del interesado. Viniendo desde Argentina, la primera es la opción más adecuada y así es como lo ha hecho VIAJOSCOPIO. En dicha modalidad, los días y sus respectivos destinos se organizan de la siguiente manera:

Día 1
Se parte en jeeps 4×4 desde Tupiza a las 8 de la mañana para comenzar a ascender por la Quebrada de Palala hasta El Sillar, un cañón para alucinar ya que parece traído de otro planeta. Allí se frena alrededor de 15 minutos a disfrutar del paisaje antes de seguir viaje hacia las zonas mineras de Nazarenito, Chilcobija, Cerrillos, Polulos, Río San Pablo y San Antonio de Lípez, en donde se para a descansar. Otra de las actividades lindas del día es bajar a correr con las manadas de llamas que andan sueltas por los campos que se atraviesan.

Día 2
El segundo día es el más largo e intenso. Se empieza temprano en la mañana para luego de un desayuno completo salir hacia el Pueblo Fantasma de San Antonio Viejo, el Torreón, Laguna Morejón, Quetena y las aguas termales de Chalviri. Allí se hace una parada de alrededor de media hora en donde es más que recomendable pagar los 3BOB (USD0,5) que sale el ingreso al piletón, lugar ideal para relajarse y disfrutar del paisaje y la nieve bien calentitos.

Antes del almuerzo, se hace una escapada hacia casi la frontera con Chile para conocer la Laguna Verde al pie del volcán Licancabur (5960m.). durante este trayecto se atraviesa de ida y de vuelta el desierto de Dalí. El día finaliza con un largo pero también hermoso trayecto que incluye una parada en los géiseres Sol de Mañana (cráteres volcánicos con efusiones de vapores de azufre y aguas pesadas) antes de llegar al destino final, la Laguna Colorada.

Día 3
Una de las zonas que más me han gustado de todo el tour es el Desierto de Siloli, con su suelo arenoso de tintes ocres que contrasta con la nieve de la montaña. Surcando este desierto comienza el tercer día, que luego de pasar por el Árbol de Piedra recorre “El camino de las joyas”, una serie de lagunas entre las cuales figuran Ramaditas, Honda, Chiarkota, Hedionda y Cañapa, siendo la Honda mi preferida. Aquí se pueden ver de cerca las 3 especies de flamencos que habitan esta zona de Bolivia. El día se cierra en un muy lindo hotel de San Juan, luego de pasar por los volcanes Ollague y Tomasamil y el Salar de Chiguana.

Día 4
El cuarto y último día comienza con las agujas marcando las 5.15 de la mañana. Bien vale el madrugón ver el amanecer ya dentro del Salar de Uyuni tras una hora de viaje desde San Juan. Sobran las palabras a la hora de describir la magia e inmensidad del salar. Sólo se puede acotar que es definitivamente uno de esos lugares que hay que visitar alguna vez en la vida. También vale la pena pagar la entrada a la isla Incahuasi y subir hasta lo más alto, ya que desde allí se tiene una vista 360 y más completa del espectáculo natural. Además, es interesante sumergirse en este islote infestado de cactus para fantasear sobre cómo es que llegaron allí. Por último, se visita el primer hotel de sal, la planta de procesamiento de sal yodada en Colchani y el cementerio de trenes de Uyuni.

En síntesis, se trata de una experiencia espectacular en todo sentido y que en nuestro caso ha sido todavía mejor por la dedicación de nuestro chofer/guía Marco y cocinero Braulio. Todos los tours cuentan con un chofer y un cocinero, pero en nuestro caso Marco era al que todos los conductores de las restantes empresas iban a buscar cuando necesitaban ayuda para resolver lo que fuese que anduviera fallando en sus Jeeps, mientras que Braulio nos cocinaba cada día platos riquísimos y en cantidades descomunales empezando desde temprano a la mañana hasta tarde a la noche (desayuno, almuerzo, merienda y cena). Ellos y sus historias sobre cada uno de los lugares fueron también importantes para hacer del viaje uno memorable.