Al principio resulta raro ver cómo mientras algunos tuctuqueros se desviven por llevarlo a uno a donde sea que vaya (e incluso a lugares que no tiene ni por asomo pensado ir), otros parecen pasársela simplemente tirados.
Pero la realidad indica que el remolonear, hacerse bolita o despatarrarse sobre los asientos traseros de la bicis-taxis son propios de hombres humildes que se han gastado hasta el último de sus ahorros en la herramienta de trabajo. Muchos de ellos, alejados de sus familias, acuden a las grandes ciudades en busca de la rupia turista que paga de a múltiplos los valores reales de un viaje. Pululan las calles todo el día e incluso la noche, hasta que una vez cumplida la cuota, pueden dar paso al descanso.
No es entonces que sean holgazanes, pasa más bien que lo que vemos en cada esquina, son fragmentos de cómo es una vida en el trabajo.
19/03/2013 at 18:15
Encima es un trabajo muy duro el que hacen, deben quedar reventados. Que pena.
21/03/2013 at 07:44
Sí! Esdurísimo! Muchas veces llevan a más de tres personas y en subida! No es raro que tengan que bajarse del rickshaw para empujarlo!