Rayos y centellas en la jungla tropical de cemento: Kuala Lumpur

30/06/2015

Asia, EL VIAJE, Malasia

 Nunca fui un acérrimo fanático del cemento. Mucho menos de cómo éste se esmera en acumularse, metro sobre metro, en lo que no siento más que como una estúpida e interminable carrera hacia el cielo. Y a pesar de que en sus orígenes Kuala Lumpur fue un pequeño asentamiento perdido en medio de la selva, hoy poco queda de aquello que dio lugar a su nombre: “confluencia fangosa”.

Jungla no more.

Vs. calor tropical.

La construcción se ve por todos lados.

La unión de los ríos Klang y Gombak sea tal vez lo único que sobrevive del entorno natural tapado por el barro en donde decidieron instalarse 87 mineros chinos allá por 1857. Eso y el calor y la lluvia que lo generan.

El lugar de los hechos.

Es una cosa de todos los días, por lo menos a estas alturas del año, que cuando bien entrada la tarde, y después de todo un mediodía de calor insoportable, uno resuelva que otra vez pifió con la cantidad de protector solar mientras ve cómo el cielo se pone violeta. Es el momento de los Monzones. El horizonte se llena de rayos y ya se sienten los truenos, aunque pueden pasar horas hasta que finalmente empiecen a caer los dardos del cielo.

El palacio real y los monzones, a eso de las 5 de la tarde.

Mi llegada a Kuala Lumpur, entonces, no hace más que despertar en mí una pregunta que se repite, repite y repite: ¿qué hago dedicándole parte de mi vida a una selva tropical de concreto, cuando podría en realidad estar mucho más feliz en una selva tropical paradisíaca?

De Malaka a Kuala Lumpur, al bus se le rompió la caja de cambios y nos dejó tirados en la ruta. Típico del sudeste asiático.

Más allá del calor sofocante, de la lluvia torrencial como pocas veces vi y de que todo pase enjaulado entre acantilados de hormigón, hay algunas cosas que hacen que valga la pena dedicarle aunque sea un par de días a la capital malaya:

1- Agarrarse un dolor de cuello de 360° avistando desde todos y cada uno de los puntos posibles, los que fueran entre 1998 y 2003 los edificios más altos del mundo. Las Torres Petronas, obra de César Pelli, con 32.000 ventanas, 78 ascensores, 88 pisos, 258 columnas, 32 kioskos, 183 baños y un una pasarela aérea de doble altura que las une en los pisos 41 y 42, son uno de los símbolos más espectaculares y típicos de la ciudad. Para reservarles un buen rato, tanto de día como de noche.

Las cúpulas.

Puente para peatones.

Vidrio por doquier.

Uno de los flancos.

Y el otro. Cada uno tiene su estilo, variando entre superficies curvas o rectas.

2- Recorrer el barrio chino, su gente, sus puestitos, sus curiosidades y su comida.

Fachadas acarteladas en el Chinatown de Kuala Lumpur.

“Fried noodles with chicken”.

En algunos de estos puestos te dan un plato de arroz y vos te servís de lo que querés. Al final cuentan qué agarraste, y según algún tipo de cálculo que sólo ellos conocen te cobran. Por lo general, entre 2 y 4 dólares.

Hay todo tipo de comida: pescados, mariscos, pollo, cerdo, vegetales, legumbres y frutas.

La feria callejera nocturna del Chinatown.

3- Tomarse el monoriel de una cabecera a la otra para pasearse por entre los rascacielos en las alturas de la jungla y tener una vista aérea de la ciudad.

Eso sí, una vez arriba hay que comportarse bien.

4- Visitar Little India y regocijarse con su comida.

Si sos argentino y pensás viajar por Asia, tenés que saber que los puestitos callejeros no aceptan tarjeta de crédito ni pesos. Patacones menos.

Un tali que comí en Little India. Incluye varios platitos con diferentes salsas, arroz, pan y agua, y es tenedor libre. ¿Cuánto? U$S3.

Una de las curiosidades que me gustan de Malasia. Sale mucho la bebida embolasada. Aunque no me gustaría tanto el factor contaminación.

5- Conocer la Mezquita Masjid Jamed, que fuera construida sobre el primer cementerio malayo de la ciudad e inaugurada por el Sultán de Selangor en 1909.

En estos momentos la mezquita está en plena remodelación, así que no pude entrar. Se ubica justo en la unión de los ríos que dan su nombre a Kuala Lumpur.

6- Salir a la noche por Bukit Bintang, la zona de restaurantes y entretenimientos del centro de Kuala Lumpur.

7- Ser uno de los privilegiados que puede asegurar haber visto con sus propios ojos 4 Torres Petronas, luego de acercarse por la noche al lago Titiwangsa.

KLCC, así se llama el city center de KL.

8- Visitar uno de los santuarios hindúes más populares fuera de India: las cuevas de Batu, en una montaña de piedra caliza 13km al norte del centro de la ciudad, están dedicadas a Murugan.

9- Sacarse las zapatillas y recorrer el interior del templo hindú más rico y antiguo de Kuala Lumpur: el Sri Mahamariamman Temple.

La “Gopuram” es una torre piramidal que se encuentra en la entrada de los templos hindúes y suelen estar adornadas con figuras que representan tanto dioses como otros seres divinos y celestiales.

Detalles del techo.

Ganesha, una de las deidades hindúes: la que removedora de obstáculos.

Relieves en 2D.

La vida cotidiana también adentro del Sri Mahamariamman Temple.

Un chico en el Sri Mahamariamman Temple.

Y seguramente haya muchas más cosas para hacer en Kuala Lumpur. Pero yo por lo menos, ya no quiero saber más nada con pasarme el día caminando entre mazacotes de cemento, como oso polar en sauna y esperando a que una tormenta eléctrica me refresque el día.

Está decidido, ¡me voy a una isla paradisíaca!

Un clásico de las mujeres en lo que vengo viendo de Singapur y Malasia: los lentes de contacto.

Otro ferviente seguidor del acérrimo TrancaroLear. Filosofía que se practica mucho en la vía pública asiática. Nótese el detalle del zapatos-less.

Trapitos al sol, así como en Barcelona, también en KL.

Una publicidad que me dio gracia en un colectivo.

Niqab. Así se llama esta ropa que visten algunas mujeres musulmanas. Según lo que pude averiguar, la decisión de si ellas deben taparse o no, es del marido. Una costumbre que aunque lo intente nunca voy a entender.

 

DATOS ÚTILES | CÓMO MOVERSE

A la hora de transportarse por la ciudad, además del taxi, el metro y el monoriel, hay dos líneas de colectivos que circulan uniendo los puntos más interesantes de la ciudad de manera gratuita. Es bueno saberlo, y mucho mejor, ¡tener de antemano sus itinerarios!

GOKL Línea verde.

 

GOKL Línea púrpura.

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6 respuestas para “Rayos y centellas en la jungla tropical de cemento: Kuala Lumpur”

  1. Vito - conlospiesporlatierta.com dice:

    Muy bueno, excelentes fotos! Yo no aguanté ni 48 hs ahí, x lo q veo me perdí varias cosas, jaja. Las Torres son impresionantes, estar ahí abajo… guau!
    El té que se toma en Malasia es el más rico (con leche condensada, mmmm), aunq sea embolsado, entrale con unos panqueques 🙂
    No te pierdas la selva, es un paraíso diferente 😉 y la gente, de lo mejor!
    Saludos!

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    • ANDI dice:

      Sí! El té con leche condensada es ESPECTACULAR! Voy a ir a a selva cuando no sea época de monzones supongo!

      Saludos!

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  2. Luli dice:

    Me dió mucha gracia la bebida embolsada…risa y un poco de asco!!!!! menos mal que te vacunaste contra todo!!!!
    Me empiezo a preguntar si estamos nosotros, en Buenos Aires, en época de monzones…me dejás curiosa! la ciudad se inunda cada tres días y así seguirá hasta febrero (así que si querés te documento lluvias como nunca viste!). Si tuviera con quién dejar a Mulata y a Astor, me iría con vos a la selva tropical! Hoy en pleno Florida y Corrientes vi un chabón negro tocando la guitarra, cerré los ojos, me subí en una brisa, que quién sabe por qué había pasado por ahí, y me imaginé con un coco en una playa de Brasil.
    Disfrutá por nosotros!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
    besos!!!
    Luli

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  3. camyla dice:

    impresionante post! buenisimo!

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  4. MOCHILEANDO POR ASIA dice:

    siii el te tarik mm que bueno por favor! pues a nosotros KLL nos gustò mucho, serà por la variedad cultural que hay, pero nos lo pasamos muy bien,y en general la comida en malasia buenisssssima! besos

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  5. Rodolfo dice:

    Muy buen post, yo recuerdo que la comida no fue mucho de mi agrado porque usan demasiado curry, pero al margen de eso la ciudad es impresionante, ojalá retorne alguna vez más!

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Acerca de ANDI

En agosto del 2010, habiendo estudiado Cs. de la Comunicación y trabajado dos años y medio como creativo publicitario en agencias internacionales, decidí renunciar a mi carrera de publicista para empezar a dedicarme a cumplir el sueño de viajar por el mundo. Hoy improviso destinos de la mano de VIAJOSCOPIO, mi segundo blog de viajes y aventuras, en donde comparto con todo el mundo fotos, videos, aventuras, personajes, curiosidades, itinerarios, datos útiles para viajeros y todo lo que sume para motivar, inspirar, soñar y concretar.

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