Cómo me habría quitado el miedo a volar después de 28 años de acérrimo julepe

17/10/2012

DATOS ÚTILES, EL VIAJE

Hace largo rato que vengo sufriendo como hipopótamo a dieta de cítricos cada vez que pienso en que me tengo que subir a una mole metálica de 300 toneladas y, acto seguido, volar. La penuria empieza en el momento de investigar precios de pasajes, cuando analizo minuciosamente de cada uno de los vuelos, entre otros, a qué hora o en qué parte del avión, pasillo o ventanilla, prefiero morir.

“Es el medio de transporte más seguro” me repetían todos como si yo no lo supiera, o como si eso hiciera que el pánico de una caída libre desde 30.000 metros de altura y con los ojos desorbitados sea un poco más ameno.

Obviamente, la frase nunca surtió efecto. Pero ahora que soy viajero de estirpe y la vida me depara muchos otros interminables carreteos, decidí que llegar a destino con toda una muda de ropa inhabilitada por lo que me hace transpirar el aeroplano no tiene sentido. Y opté por lo sano.

Tasa de accidentes por cada millón de despegues.

Me contacté con el Licenciado Modesto Alonso, psicólogo, psicoterapeuta, especialista en psicología aeronáutica y piloto. Juntos trabajamos sobre todas las fantasías que desde pequeño fui entretejiendo en mi maléfico cerebro y depositando en eso a lo que por desconocerlo tan fácil es adosarle ideas absurdas.

Me acuerdo que el primer día llegué, listita en mano, con un montón de consultas del tipo “¿Con cuánto tiempo de anticipación se ve una tormenta en los radares?”, “Una turbulencia fuerte, ¿puede partir las alas?” O simplemente “¿Cuánto tardo en morirme con el avión cayendo en picada? ¿Sería paro cardíaco o golpe seco contra el piso?”

Cuando se testean las alas de un nuevo modelo de avión, la fuerza que se aplica es varias veces mayor a la que podrían experimentar en un vuelo. La flexibilidad hace que no se partan, así como lógico que se muevan.

 

Mucha gente se pasa 12 hs. nerviosa arriba de un avión, el medio de transporte más seguro del mundo, y recién se tranquiliza cuando llega a destino y se sube a un taxi que la lleve hasta su casa. Y lo cierto es que en eso trayecto tiene muchas más posibilidades de sufrir un accidente fatal. (Modesto Alonso)

Uno de los puntos en donde hicimos foco con Modesto fue en trabajar las concepciones que tiene el cerebro sobre el contexto en el que se desarrolla. Nuestra mente está preparada para vivir al ras del piso y a la velocidad de la caminata, o como mucho del galope en chita, pero no para estar en el cielo a 900 km/h. Esto hace que sea lógico que no nos sintamos a gusto cuando subimos a un avión.

El lugar en donde los pilotos irían charlando y tomando mate, mientras relojean los instrumentos. Según me contó Modesto, los sistemas de seguridad están simepre por duplicado y hasta triplicado.

Sin embargo, si nos concentramos en el otro punto de énfasis del seminario, todo lo que tiene que ver con principios físicos, meteorológicos y de seguridad que hacen volar al bicharraco, tenemos los fundamentos y herramientas suficientes para intentar dominar esa parte inconsciente de nuestro cerebro que nos diría que estamos en un contexto peligroso.

Esto es lo que apliqué en mi último vuelo, el que me trajo de Buenos Aires a Madrid. “Hola, ¿a vos te dan miedo los aviones?”, le pregunté a mi compañera de asiento. Y ante su negativa: “Ah, porque a mí sí, pero acabo de hacer un curso que me enseñó que…”. Mientras el avión giraba en la cabecera de la pista, empecé, a lengua suelta y movediza, por el principio: le conté que las alas y su diseño aerodinámico son quienes se encargan de la magia voladora. La curvatura del perfil superior es mucho más pronunciada que la del inferior, haciendo esto que el aire circule a mayor velocidad sobre el ala que debajo de ella. La diferencia de presión que se genera así entre el arriba y el abajo succiona al avión hacia el cielo. Sí, no se cae, ¡vuela!

Fuerzas que actúan sobre un ala en movimiento.

El comportamiento de partículas sobre la superficie alar. (Pasá el mouse por arriba de la imagen para que empiece la animación)

Estaba ante una prueba de fuego. Era mi primer vuelo después de, haberla pasado pésimo en el anterior Madrid-BsAs por un lado, y haberle prometido a Modesto, por el otro, que antes de sentir miedo de nuevo en un avión iba a dejar todo en la cancha para volver loca a la desconocida del 34B-pasillo. Y al toque del despegue, ahí cuando estás todavía a 45°, hubo turbulencia. Pero siendo ahora todo un erudito en lo que a las diferencias de presión refiere, le comenté a la susodicha que no tenía de qué afligirse. “El avión no flota en el vacío, sino que se apoya sobre una masa de aire. Es normal que si las corrientes que la componen suben y bajan, el avión se mueva para arriba y abajo, tal cual lo hace un pato de hule en la bañera sin correr riesgo alguno de ahogarse”, fueron mis tranquilizadoras palabras.

Y así fue como en las siguientes 12 hs, si fantaseé con chocar a un Jumbo, supe que el TCAS (Traffic alert and Collision Avoidance System) no me iba a fallar, y si busqué cumulonimbus por la ventana, me era claro que con los radares los estábamos esquivando. De lo único que tuve miedo, fue de que volar alguna vez me volviera a asustar, pero, al parecer, el julepe se me habría quitado.

El momento más lindo del vuelo: cuando las ruedas tocan la pista de nuevo. (Kuala Lumpur, 2011)

 

INFO ÚTIL | PARA CONTACTAR A MODESTO

El consultorio de Modesto está repleto de avioncitos modelados, desplegables de mapas meteorológicos, bibliografía sobre aeronáutica y gigantografías de cockpits de aviones. Si querés hacer como yo y sacarte el julepe a volar, podés escribirle y arreglar una cita.

E-mail: modesto.alonso@ssdnet.com.ar
Web: www.modestoalonso.com.ar

 

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7 respuestas para “Cómo me habría quitado el miedo a volar después de 28 años de acérrimo julepe”

  1. Vir dice:

    Muy buen articulo!!! El miedo a volar se te va cuando conoces como funciona, como se vuela y todas las miles de opciones que cuentan los pilotos por cualquier inconveniente! Y ver a los pilotos en el cockpit durante el vuelo y lo relajado que van!!!!
    Por el tema de la sustentación. Hace 5 años fui a volar en un Aeroplano. Son aviones que vuelan sin motor. Para despegar enganchan el aeroplano con un avioncito por medio de una cuerda (tipo remolque) Despegan los dos juntos y a una cierta altura el aeroplano se desengancha y empieza su vuelo! Sabes cuanto volamos sin motor??? 2 horas y media!!!! volábamos y cuando empezábamos a perder altura buscábamos una ráfaga de aire que subía y subíamos con ese aire (no me acuerdo si era aire caliente)y subíamos haciendo círculos y solo el aire nos subía para arriba! cuando llegábamos a una altura deseada seguíamos volando!! La verdad que fue una experiencia increíble! y ahí me di cuenta que el aire es el que hace todo el trabajo para que el avión vuele!! Y aire no va a faltar nunca!!!!!
    Espero que sirva mi aporte!!!
    Saludos y buen viaje!!!!!

    Responder

  2. Karl dice:

    Enhorabuena por el artículo, Andi! Muy completo y preciso. Yo nunca tuve miedo a volar, porque mi padre trabaja para Airbus haciendo piezas de avión, y siempre nos refería las pruebas y controles de calidad por las que hacen pasar sus piezas y luego, una vez montadas todas juntas. Nos tranquilizaba en los vuelos diciéndonos qué es lo que pasaba en cada momento y qué es lo que estaba funcionando.
    Si te sirve de algo, me contó que los anillos del fuselaje (es decir, lo que llamaríamos “el cuerpecito” del avión) y muchos otros que se encuentran en las alas del avión se unen introduciendo un cilindo dentro de otro, y el de fuera va a más de 800 grados. El cilindro de fuera se enfría entonces de repente y se contrae, fijándose de una forma irresistible al de dentro. No existen tornillos ni pegamentos más fuertes que esta unión, que ya va de por vida.
    Así sabes que estás en buenas manos 😉 ¡que un accidente de avión es un fallo fatal para una empresa! Más de dos accidentes al año significan prácticamente el hundimiento de la empresa, así que intentan reducir los errores al mínimo.

    Un saludo y sigue así!

    K.

    Responder

  3. Lu dice:

    Algún día lo llamaré a Modesto, si llega a sacarme el miedo a volar, le haré un hermoso monumento al lado del obelisco…
    Saludos!!!

    Responder

  4. MOCHILEANDO POR ASIA dice:

    este post està genial!!! se lo traduzco a mi padre, a ver si hace effecto!!! me encanta este blog!!!!!!!

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  5. Tina dice:

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Acerca de ANDI

En agosto del 2010, habiendo estudiado Cs. de la Comunicación y trabajado dos años y medio como creativo publicitario en agencias internacionales, decidí renunciar a mi carrera de publicista para empezar a dedicarme a cumplir el sueño de viajar por el mundo. Hoy improviso destinos de la mano de VIAJOSCOPIO, mi segundo blog de viajes y aventuras, en donde comparto con todo el mundo fotos, videos, aventuras, personajes, curiosidades, itinerarios, datos útiles para viajeros y todo lo que sume para motivar, inspirar, soñar y concretar.

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